sábado, 22 de agosto de 2009


Te escribo desde el silencio, donde el miedo tiene excusa, donde el tiempo se pierde, donde el odio no cura. Recuerdos llenan mi espera, cubren todos mis sueños, duermen sobre una piedra, soledad que me ahogas, deja ya de mirarme, y dame tu mano. La oscuridad me inunda, mis fuerzas se pierden, sin nada más que decirte, me despido hasta siempre. Cuando leas esta carta, no cierres esos ojos, que tienen la luz que me falta.